sábado. 20.04.2024

azul o falsa medusa, Se bien se suele encontrar en mar abierto en todas las aguas cálidas del planeta, desde hace tres semanas están llegando a las playas roqueteras. Su picadura es peligrosa y muy dolorosa, por lo que se recomienda no tocarlas.

La situación ha provocado que algunos grupos políticos municipales como Izquierda Unida haya propuesto elaborar un protocolo de información y recogida de esta especie con el objetivo de evitar riesgos innecesarios y garantizar una mayor seguridad de la ciudadanía y de los empleados municipales del servicio de playas, Protección Civil y Policía Local.

EJECUCIONES HIPOTECARIAS OK

Juan Pablo Yakubiuk, concejal de IU, insta al equpo de gobierno municipal “a poner en marcha estas medidas que no sólo cuidarán de la seguridad de los bañistas sino también de la de los empleados municipales, Protección Civil y Policía Local, para que dispongan de los métodos de actuación y planes adecuados». El edil ha añadido que “queremos prevenir que se genere una gran alarma, ante el avistamiento de esta especie, entre los vecinos y aquellos que visiten Roquetas. Esta situación nos preocupa, el verano está muy próximo y las playas estarán repletas de bañistas expuestos al peligro de su picadura».

Con apariencia de medusa, la carabela es en realidad un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva la colonia. Se trata de una agrupación de hidroides que se dividen el trabajo: el neumatóforo (parte que flota o vela), los gastrozoides (digestión), dactilozoides (detección y captura de presas, y defensa) y los gonozoides (se ocupan de la reproducción).​

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Está formada por una vela gelatinosa de entre 15 y 30 cm​ que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos, las mareas y las corrientes marinas, mientras que del cuerpo central cuelgan numerosos tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas y que extendidos puede llegar a medir hasta 50 metros, ​ aunque normalmente tienen una extensión de unos 10 metros. ​

Estos tentáculos están provistos de cápsulas urticantes denominadas cnidocitos que pueden paralizar a un pez  grande y afectar seriamente al ser humano. Estas cápsulas, ante el estímulo apropiado, liberan un filamento hueco espiralado de un único uso llamado nematocisto, que puede ser de distintos tipos: simples ventosas, prolongaciones largas de los tentáculos que se enrollan alrededor de la presa, y púas o espinas que pueden inyectar una toxina que paraliza a la presa.

Los tentáculos tienen por objeto envolver a las presas e introducirlas en la boca hasta la cavidad gastrovascular, donde comienza la digestión.

 

 

La plaga de ‘Carabelas portuguesas’ en las playas roqueteras cumple 3 semanas